Creo que si algo nos enseñó esta experiencia fue precisamente la inmensa posibilidad que ofrece la blogosfera. Todos podemos ingresar, y ser lectores, o elegir un poco más de actividad, y ser escritores. Con poca o mucha dificultad, cada uno de nosotros terminó dando forma a sus ideas escribiendo y diseñando un espacio personal, el blog. Sin embargo, y respondiendo a una de las preguntas, yo no me siento protagonista.
Considero que el protagonismo en la blogosfera debe surgir, en primer lugar, de un interés por tenerlo: por publicar, por dar a conocer una faceta personal, mi creatividad, mis producciones, por relacionarme con gente de intereses similares y hacer que vaya creciendo una red propia, a la vez de hipervincular mi blog con la red misma. No dudo que para muchas personas la experiencia les haya resultado sumamente interesante, se hayan “enganchado” con la escritura virtual y a partir de ahora, mantengan el blog. Para otros puede simplemente haber sido una tarea difícil que por fin terminó.
Otra característica necesaria para el protagonismo, es el tiempo. Aún cuando la red esté fuertemente regida por la exigencia de inmediatez (en los posteos y en las respuestas), todo blog va creciendo poco a poco, con un ritmo más o menos fuerte dependiendo de la dedicación del autor. Pero se requiere tiempo para que las visitas se multipliquen, para que la dirección se convierta en enlace desde otras páginas, para que se genere un estilo íntimo y personal que dé identidad a ese espacio. La jerarquía propia de la blogosfera da permiso a que cualquiera ingresa, pero de modo similar a los campos (como sostiene Bourdieu) la gestión de un cierto lugar requiere de capitales. El valor de cambio, o uno de ellos, son precisamente los hipervínculos referidos, y aquellos que refieren a mi blog en particular. Siguiendo a Estalella, podemos reemplazar el concepto bourdieuano de campo por el de comunidad, sosteniendo que aún cuando se desarrolle sobre la base virtual, la blogosfera implica nuevas formas de interacción, sociabilidad, experiencias y construcciones de sentido. Esta participación de un espacio mayor y colectivo entra en inevitable tensión con lo personal del blog, con el control que el autor ejerce sobre él, sus contenidos y respuestas (comentarios).
A la vez, en la medida en que un autor va desarrollando su blog, se va interiorizando con las competencias necesarias para hacerlo, va conociendo y relacionándose con otros autores que pueden guiarlo, etc. Es decir, y subrayando mi idea anterior, mientras más tiempo se mantiene un blog, más puede crecer en calidad tanto su diseño como las producciones. De esta forma, el autor, en función de sus intereses, va implicándose en un proceso de aprendizaje que lo puede llevar a ser un hiperlector. La escritura, la producción en general, implica y requiere una exploración paralela de otras producciones, diversas lecturas que amplíen lo conocido.
Es así como las prácticas sociales y simbólicas que implica la construcción de un blog se interrelacionan con detalles técnicos referidos al formato y al diseño. Estas dimensiones, como afirma Estalella, son inseparables, complementarias y constitutivas, como también lo son las funciones comunicativa y conectiva del blog.
En definitiva, considero que los blogs son herramientas de muchísimo potencial para el desarrollo de prácticas de lectura y escritura digitales, para emprender un proceso de aprendizaje que afiance y desarrolle las competencias requeridas. Es un espacio sumamente abierto y a explorar, del cual cualquier lector puede hacer uso para difundir sus ideas. En este sentido, fue un excelente medio para poner en juego mis reflexiones sobre la temática y darles forma. Simplemente busco llamar la atención sobre ciertas condiciones necesarias para que un blog sea efectivo participante de la comunidad de la blogosfera.
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